05 Fe, Arrepentimiento y Bautismo

INTRODUCCIÓN

Las últimas instrucciones de Jesús a sus once discípulos acerca del Evangelio que predicarán para que la gente se salve son pasajes paralelos. Pasaje paralelo, es un pasaje que trata el mismo evento que otro pasaje ubicado en otro lado de la Biblia. Las recopilamos para ver si permanecieron fieles al mensaje que Jesús les dio:

"Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado; y ¡recuerden (he aquí)! Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo", Mateo 28:19-20.

Y les dijo: Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado”, Marcos 16:15-16.

Y que en Su nombre se predicará el arrepentimiento para el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén”, Lucas 24:47.

Hechos 2:37-40, Cuando sus oyentes preguntaron qué debían hacer, Pedro NO respondió: "Ustedes no pueden hacer nada". Al contrario, Pedro los exhortó diciendo: "Sed salvos", vrs40. De igual manera, yo también los exhorto a ustedes: “¡Sed Salvos!” Por medio de la muerte expiatoria de Jesús, Dios ha puesto a nuestro alcance la salvación. Lo que hacemos es simplemente aceptar el perdón de la manera en que Dios nos lo ha indicado:

1. EL ARREPENTIMIENTO

¿Qué es arrepentirse? No es solamente sentir tristeza por causa de los pecados. Cuando los que oyeron a Pedro "se compungieron de corazón", es decir, después que se entristecieron por su carga de culpa y preguntaron qué debían hacer, entonces Pedro les ordenó: "Arrepentíos". Por lo tanto, el arrepentimiento sigue al remordimiento por los pecados cometidos, 2Corintios 7:10. Arrepentimiento no es remordimiento. Éste pasaje no pide remorderme por mi pecado; éste pasaje pide que CONFIESE mi pecado, es decir, reconocer ante Dios que hice mal, Proverbios 28:13, 1Juan 1:9, y que me ARREPIENTA de mi pecado, Hechos 8:22, es decir, en ése INSTANTE en el que pequé, decido apartarme.

¿Cuántas veces tendré que apartarme? Cuantas necesite. La cosa es no soltar tu compromiso con Cristo. No te preguntes a ti mismo: “¿será que ahora sí deje de pecar en eso?” porque la respuesta es “¡no!” “¿Será que ahora sí me arrepiento de a de veras, de manera que nunca más vuelva a pecar en lo mismo y en lo mismo?” Esas son acusaciones del enemigo, porque la verdad es que, mientras vivas en este cuerpo de muerte, Romanos 7:24, nunca dejarás de pecar, 1Juan 1:8, 10. ¿Así que me arrepiento, sabiendo que probablemente volveré a pecar en lo mismo? Sí. Simplemente arrepiéntete sabiendo que probablemente volverás a caer en lo mismo más despuesito MAS SIN PRACTICARLO, con la esperanza que algún día seremos perfectos GRACIAS A CRISTO, Filipenses 1:6. No es cuestión tuyo saber CUÁNDO POR FIN dejarás de pecar, Mateo 24:36. Vos sólo arrepiéntete. Sólo Dios sabe hasta cuándo tendrás que seguirte arrepintiendo.

El arrepentimiento sincero no incluye “nunca más hacerlo”, porque como vemos en la Biblia, nunca dejaremos de pecar. Si bien nunca dejaremos de pecar, ¿será que si mi arrepentimiento es de corazón, pecaré en lo mismo y lo mismo todos los días? Eso ya es practicar el pecado. La razón por lo que caemos en el mismo pecado después de largo rato puede ser porque nos olvidamos de nuestro compromiso con Cristo. Por eso les digo que tan pronto suelten accidentalmente su compromiso, ¡vuelvan a recogerlo!

Justo después de pecar, no puedo decirle a Dios: “Ya no voy a pecar más, Señor, en esto. Por el resto de este día, verás lo fuerte que me mantengo”, sino que lo que debo decirle a Dios es: “¡Ayúdame, Señor! ¡Líbrame de la tentación! ¡Protégeme de mí mismo!” En la Biblia, a los que les vemos que arrogantemente le dicen al Señor que no van a pecar, son los que caen en pecado. Tenemos el ejemplo de Pedro, que le dijo al Señor que “Aunque todos sean escandalizados en ti, yo nunca seré escandalizado”, y después le dijo: “Aunque me sea menester morir contigo, no te negaré”, Mateo 26:33-35, Marcos 14:29-31, Lucas 22:33-34, Juan 13:37-38, y vemos que era Pedro quien negó tres veces al Señor antes de que cantase el gallo, Mateo 26:69-75,Marcos 14:66-72, Lucas 22:55-62. Más vemos que los que claman por ayuda del Señor, y que no cuentan en su propia fuerza, son los que triunfan sobre la tentación.

No gano nada si sólo me siento mal por lo que pequé. “Remorderse” es lo mismo que “acusarse”, y “¿quién acusará á los escogidos de Dios si Dios es el que justifica?”, Romanos 8:33. El que te acusa después de pecar es el mismo que te llevó a pecar: Satanás, Apocalipsis 12:10-12. ¿Ven lo maquiavélico que es éste man? Primero te tienta a pecar y luego te está encima con el dedo acusador para que creas que no tienes el perdón de Dios. Cuando pequen, no se sientan mal, ¡arrepiéntanse! 2Corintios 7:9-11, a menos que el fruto de ése sentirse mal no sea el arrepentimiento, de nada te servirá sentirte mal. Tampoco es una prohibición a remorderse, Salmo 119:136. Si de veras amas a Dios, vas a sentirte mal cada que le fallas. Si quieres, remuérdete; lo importante es NO QUEDARSE en el remordimiento. Más importante es tu ARREPENTIMIENTO que tu remordimiento ante los ojos de Dios.

El arrepentimiento es el resultado del remordimiento. Es un cambio de actitud o de intención hacia Dios (decido que Dios será mi dueño, será quien guíe mis pasos), hacia la vida (deseo invertir mi vida en cosas productivas, no en cosas que sólo dañarán aún más a la humanidad) y hacia el pecado (¡No quiero pecar más!), que encauza para bien la dirección de la vida. Toda persona debe arrepentirse, es decir, debe darle las espaldas al pecado y seguir a Dios.

En Lucas 3:7-14 vemos a otro público compungido por sus pecados preguntando: “¿Qué hacemos?” Juan Bautista les habló de los frutos de arrepentimiento, Mateo 7:16-20, Hechos 26:19-20, Gálatas 5:6, Hebreos 6:12, Santiago 2:14-26, 1Juan 3:17-19. Cuando una persona se arrepiente de corazón, se le va a notar, ¿cómo? Por sus obras, los frutos del arrepentimiento sincero. No estoy diciendo que eres salvo por tus obras. ¡De ninguna manera! No me malentiendan. Eres salvo POR GRACIA. Gracias a Dios ÚNICAMENTE te irás al Cielo. Pero una persona que se ha arrepentido de corazón no va a hacer lo mismo que una persona que de corazón rechaza al Señor y a Su Palabra, que de corazón peca, es decir, que le encanta pecar. Nosotros, los cristianos, ya no nos encanta pecar. Pecamos, que es muy diferente. A eso se refiere Salmo 37:1, 141:4, Jeremías 6:13, Romanos 1:32, 2:2, Gálatas 5:21 y 1Juan 3:4-6 y 8-10.

Si bien, el cristiano no es perfecto, y siempre ha de cometer errores, 1Juan 1:8 y 10, hasta el día de nuestro Señor Jesucristo, 1Corintios 15:42-54, 1Juan 3:1-2, la persona que acepta a Jesucristo como Su Señor y Salvador DE CORAZÓN no va a hacer lo mismo que una persona que aceptó al Señor de labios para fuera, no de corazón. Alguien que realmente ha repensado su vida no va a abandonar a su mujer o a su marido. Alguien que se atreve a abandonar a su familia, sepan pues, que no ha nacido de nuevo, y por lo tanto no tiene parte ni lugar en el Reino de los Cielos, Juan 3:3 y 5, porque ha aborrecido a su hermano o hermana, 1Jn 1:5-7, 2:9-11, 3:10-11,14-18, 23-24, 4:20-21. A eso se refiere Pablo en 1Corintios 5. Si bien, toda la Iglesia de Corinto tiene pecado, 1Juan 1:8, practicar relaciones sexuales fuera del matrimonio, practicar la avaricia, la idólatra, la maledicencia (es decir, que maldice a cada rato), la borrachera, o practicar el robo, vrs11, ya es algo que va en contra de una mente que realmente ha repensado su relación con Dios, es decir, una mente que realmente se ha arrepentido. Pablo dice que con los tales ni coman, que simboliza que con los tales ni tengan comunión, porque son personas que en realidad no son sus hermanos, que aún están en condenación eterna. No es la única lista de pecados que no debemos practicar. Gálatas 5:19-21 enlista los frutos de la carne, y al final dice: “los que practican tales cosas no heredarán el Reino de Dios”. Si alguien de entre ustedes tiene relaciones sexuales con una y con otra, o con uno y con otro, el tal o la tal no es salvo o salva, porque no ha repensado el valor que tiene la vida. Si alguien de entre ustedes tiene enemistad con la mayoría de los hermanos, que dice que le cae mal la Iglesia, créanme, el tal no es salvo, porque practica la enemistad. Si alguien de entre ustedes pasa toda la vida enojado con alguien que le hizo daño HACE RATO, créanme, el tal o la tal no es salvo o salva, porque practica el enojo y la ira, y Gálatas 5:21 dice que los tales no heredarán el Reino de Dios. Si alguien de entre ustedes practica la envida, es decir, envidia TODO acerca de una persona, le envidia todo el tiempo, o envidia a muchísimas personas, el tal o la tal no es salvo o salva.

Mi propósito con decirles cosas tan duras es el mismo propósito de Juan al escribirles cosas tan duras: “HIJITOS míos, estas cosas os escribo, para que no pequéis”, 1Juan 2:1a, y “Estas cosas he escrito á vosotros que CREÉIS EN EL NOMBRE del Hijo de Dios, para que SEPÁIS QUE TENÉIS VIDA ETERNA, (si cumples lo escrito en esta carta) y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios (creer incluye obedecer)”, 1Juan 5:13.

Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, REDARGÜIR, corregir e instituir en justicia”, 2Timoteo 3:16. Toda la Escritura es útil para redargüir. Todo lo que está en la Biblia tiene el propósito de hacerte dar cuenta de que no estás tan bien, de que aún estás en el error en algunas cosas. Vivir conforme a todo lo que está en la Biblia es un ideal, en el sentido de que, mientras vivamos en esta carne, nunca vamos a alcanzar vivir conforme a todo lo que está escrito allí, 1Juan 1:8 y 10, pero también es una meta, un estilo de vida el cual perseguimos. Cuando decides perseguir algo que sabes que no vas a alcanzar, estás viviendo en arrepentimiento porque tu mentalidad es transformada: de pensar en lo chiquito a pensar a lo grande. Decidir vivir conforme a la Palabra es arrepentimiento, y siempre vamos a encontrar en la Biblia cosas que no estamos cumpliendo. No es motivo ni para enojarse ni para entristecerse, sino para establecerse una nueva meta más alta que la anterior: alcanzar aquello que aún no has alcanzado, 1Corintios 14:1, Filipenses 3:12, Hebreos 12:15. Entonces te habrás arrepentido, porque repensaste tu Camino.

Es muy diferente practicar un pecado que caer en pecado. Si pecas, aún tienes una mente arrepentida, pues el pecado no quita tu arrepentimiento, pero si has DECIDIDO vivir pecando en eso ¿será que te has arrepentido? No, porque no te has decidido por Dios sino por el pecado. A eso también se refiere “practicar la justicia”, Esdras 7:10, Isaías 64:5, Miqueas 6:8, 1Juan 2:29, 3:7 y 10. Si bien no eres justo todo el tiempo, lo practicas, lo haces habitualmente DE CORAZÓN, Mateo 6:1. Son frutos dignos de arrepentimiento. Tus frutos (obras) demuestran tu arrepentimiento, si es que fue sincero. A pesar de que la Biblia no dice “de corazón”, se supone que es de corazón, porque no hay otra forma de arrepentirse. Es decir, si no es de corazón, no es arrepentimiento. Yo dudo mucho del “cristianismo” de quien abandona a su mujer porque tiene una enfermedad crónica. Créanme, el tal no es salvo, pues no demuestra para nada su fe por sus obras. Estas obras no son obras meritorias de una vida perfecta, sino una manifestación activa de quien DESEA AGRADAR a Dios. Hablando activamente, debemos compartir con el que no tiene, hacer la Voluntad de Dios, Hebreos 13:21, y servir a Dios.

Lo servimos primero en nuestro propio hogar, Colosenses 3:17-25, 1Timoteo 5:8. Si son padres, respondiendo por todas las necesidades de sus hijos y de su cónyuge: Necesidades económicas, necesidades emocionales, padres, escuchen a sus hijos, pasen tiempo de calidad con ellos, pregúntenles “¿cómo están?”, pregúntenles “¿cómo está su corazón?” respecto a otras personas, ¿Respecto a otros chicos? ¿Respecto a otras chicas?, necesidades espirituales, Padres, llénense de Dios para que puedan traer pan fresco del Cielo a su hogar. Madres, llénense de Dios para que puedan guiar a su familia a lugares de delicados pastos, junto a corrientes de agua viva, Salmo 1:3, 23:2.

Si somos hijos, servimos a Dios ayudando a nuestros padres, tendiendo nuestra cama, lavando nuestra ropa, lavando nuestro plato, siendo buenos hijos, llevándonos bien con nuestros hermanos y sacando buenas notas para no hacerle tener rabia ni a papá ni a mamá.

Y hablando pasivamente, no debemos (1) robar ni (2) mentir, ni (3) matar, ni (4) adulterar, ni (5) tener relaciones sexuales fuera del matrimonio, ni (1) envidiar, ni (2) enorgullecernos por nuestra belleza o por vanidades, ni (3) murmurar, ni (4) criticar destructivamente, ni (5) codiciar, ni (1) vivir conforme a nuestros pensamientos impuros, ni (2) idolatrar. Es decir, debemos darle las espaldas a TODO pecado. Debemos vivir en arrepentimiento. Es decir, tan pronto note una actitud errónea en usted, debe proponerse como meta cambiarla y empeñarse en cambiarla con ayuda del Espíritu Santo.

En Hechos 3:19-20, Pedro dio instrucciones a los que se dieron cuenta de que hablen ofendido a Dios, y que quisieron la salvación que Él les ofrecía. Se les ordenó que se arrepintieran y que se convirtieran, es decir, que cambiaran de actitud y que volvieran a Dios, de quien se habían apartado al pecar.

Otro ejemplo: Uno de los principales instigadores y protagonistas de los ataques en contra de la familia de Dios fue el joven Saulo. Creía que le hacía a Dios un favor persiguiendo a la iglesia, Hechos 26:9. Cumplía con tanto fervor lo que entendía como su deber ante Dios que iba de casa en casa buscando a los cristianos y llevándolas a la cárcel, ya fueran mujeres u hombres, Hechos 8:3.¬ Años más tarde después de su conversión a Cristo, ése mismo hombre afirmaría que siempre había vivido ante Dios con la conciencia tranquila, inclusive durante la época en que perseguía a la iglesia con tanto celo, Hechos 23:1.

Esto demuestra claramente el peligro de seguir a ciegas la conciencia, porque es posible pecar contra Dios sin ofenderla. La conciencia es un don de Dios para ayudarnos a vivir ante El con rectitud, pero ella sola no puede servirnos como guía fiel si no está bien instruida para poder discernir entre lo que le agrada a Dios y lo que le ofende. Tenemos el deber de orientar la conciencia por medio de la Biblia para que pueda reconocer lo que es realmente la voluntad de Dios.

Hechos 9:19-25, El mismo poder que lo cegó y que restituyó su vista tres días después, fue prueba suficiente para que Saulo se diera cuenta de que Jesús y sus seguidores gozaban de la aprobación de Dios. Saulo adquirió conciencia del absurdo de malgastar su fervor religioso en luchas contra el Hijo y los servidores de Dios. En tales circunstancias, un hombre de menos valor y carácter se hubiera empecinado en no reconocer su error para mantener intacto su prestigio, pero Saulo mostró una admirable actitud de humildad e integridad al reconocer que la verdad de Dios era mucho más importante que su opinión o reputación de hombre, Filipenses 3:5-21.

Es necesario admitir que su vida está mal encauzada y luego modificarla drásticamente para conformarla a la voluntad Dios, porque la única manera en que el hombre puede acercarse a Dios para recibir la salvación y llegar a ser su hijo es con esa actitud de humildad y arrepentimiento que Saulo mostró, Mateo 18:2-4; Santiago 4:8-10. La conversión de Saulo fue total y produjo un cambio radical en su modo de pensar y actuar: (1) renunció a lo que antes había practicado con tanto fervor, (2) abrazó lo que había querido destruir, (3) abandonó las viejas amistades, (4) abdicó de su autoridad y prestigio entre los judíos y (5) padeció persecuciones de quienes él mismo enseñó a odiar y perseguir a los cristianos.

En su primera carta a Timoteo 1:12-17, Saulo se auto acusa de haber sido el mayor de los pecadores, pero observa que la misericordia de Dios es lo suficientemente grande como para salvarlo a pesar de su pasado y que por eso Dios seguramente salvará a todos los demás que se le acerquen de la debida manera. La conversión de Saulo ejemplifica el gran alcance del amor y de la misericordia de Dios, demos¬trando que hay salvación para cualquier pecador que se entregue a Dios como Él lo ha indicado a través de su Palabra.

2. EL BAUTISMO

Es la segunda orden que el Espíritu de Dios dio a los pecadores mediante Pedro. Después de arrepentirnos, Dios exige que seamos bautizados. "Bautizar" era como se decía "sumergir" en el idioma griego de la época apostólica. Por eso la gente del primer siglo entendió por "bautizarse" lo que nosotros entendemos por nuestro verbo equivalente: sumergirse.

Cuando alguien nos dice "sumergir", no quiere decir, ni tampoco entendemos, rociar ni mojar con un chorro de agua, sino cubrir completamente. De igual manera, cuando Jesús y sus discípulos dijeron que Dios exige el bautismo para recibir el perdón de los pecados, Marcos 16:15-16, Hechos 2:38, no querían decir, ni tampoco había manera de entenderlo, como rociarse o mojarse con un chorro de agua, sino cubrirse o sepultarse en el agua. Y en efecto, el bautismo bíblico simboliza el entierro del viejo ser pecaminoso y la resurrección a una nueva vida entregada a Dios en unión con Cristo, Romanos 6:1-11.

Lo que ha creado desorientación y el malentendido en cuanto a ese concepto bíblico es que los traductores de las Escrituras dejaron la palabra "bautismo" sin traducirla. Por eso, a través de los siglos, esa palabra ha adquirido varias interpretaciones humanas que nada tienen que ver con su sentido original y único de “inmersión”. Hay dos bautizos en la Biblia que detallan la acción de sumersión en las aguas: Mateo 3:16, cuando Jesús se bautizó, y Hechos 8:38-39a, cuando el eunuco se bautizó.

Hechos 19:1-5, 7, Cuando Pablo volvió a Éfeso, se encontró con doce hombres que, al parecer, habían conocido el evangelio por medio de Apolos, Hechos 18:24-25, ya que, al igual que éste, no conocían más que el bautismo predicado por Juan el Bautista. Es evidente que dicho bautismo dejó de tener vigencia cuando entró en vigor el bautismo "en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo", instituido por Jesucristo después de su resurrección, pues Pablo afirma que hay "... un (solo) bautismo...", Efesios 4:5. Los doce discípulos habrían recibido el bautismo de Juan cuando ya no tenía vigencia y por eso Pablo los bautizó de nuevo "en el nombre del Señor Jesús", o sea, con el bautismo ordenado por Cristo.

Este ejemplo nos enseña que es posible confiar en un "bautismo" que delante de Dios no tiene ninguna validez porque no coincide con el bautismo ordenado por Cristo y predicado por los apóstoles a partir del día de pentecostés. Para cumplir con el mandato de Cristo hay que ser sumergido en agua pues el verbo griego baptizein, que se traduce por bautizar, significa sumergir, y esto tiene que ser una expresión de fe y arrepentimiento del que en ese acto se entrega personalmente al Señor, Colosenses 2:12; Gálatas 3:26-27; Hechos 2:38,41a, 8:12,37a, 18:8.

Por eso el bautismo de los bebés es ineficaz porque es necesario que esté precedido de fe y arrepentimiento, dos requisitos con los que el bebé es incapaz de cumplir. Si lo bautizaron cuando era bebé, al igual que aquellos doce discípulos, hay que recibir el verdadero bautismo cristiano. El bautismo es sólo para gente con capacidad de decidir y que se han decidido por Cristo. Si se bautiza sin la intención de dejar el pecado y seguir a Cristo, entra un pecador seco, sale un pecador mojado. Sólo quien ha decidido darle un giro radical a su vida debe bautizarse.

Pero ahora no se me confundan: El agua no es lo que nos salva. Es la gracia de Dios manifiesta en la cruz de Cristo lo que nos salva. “El bautismo nos salva POR la resurrección”, 1Pedro 3:21. Es decir, si Cristo no hubiese resucitado, en vano nos bautizamos; pero como Cristo SÍ resucitó, bauticémonos, en señal que POR LA FE recibes el sacrificio de Jesús y que también deseas resucitar a la nueva vida juntamente con Él.

Tal como el ciego recibió la vista POR SU FE MANIFIESTA EN CRISTO AL OBEDECER SU MANDATO, de lavarse los ojos en el estanque de Siloé, Juan 9:1-7, nosotros de igual manera demostramos nuestra fe en Cristo obedeciendo su mandamiento de ser bautizado, y al hacerlo, DIOS, no el agua, nos salva. Para entrar en Cristo uno tiene que ser bautizado, Juan 3:5. La salvación está en Cristo.

El bautismo nos salva de la misma manera en que Noé fue salvado por las aguas del diluvio, 1Pedro 3:20-21. Así como el diluvio separó a Noé del mundo malvado y de su destrucción, el bautismo nos separa a nosotros de éste mundo y de sus placeres, nos separa del pecado y de su consecuencia, la muerte espiritual.

Hechos 10:48a, entonces Pedro, exactamente como lo hizo el día de Pentecostés y conforme a lo que Jesús le ordenó antes de ascender al Padre, mandó bautizar a Cornelio y a su familia. En ese momento ellos se sumergieron en agua muriendo al pecado, y subieron del agua resucitando a una nueva vida, Romanos 6:3-4, Colosenses 2:11-12. A partir de ese momento eran hijos de Dios y estaban revestidos de Cristo, Gálatas 3:26-28. El bautismo apostólico no es simplemente un rito, un testimonio público o una ordenanza que ha haya que cumplir para pertenecer a la comunidad cristiana. Es un acto dinámico gracias a la obra renovadora del Espíritu Santo (Juan 3:3-5; Tito 3:3-5). Es el momento en que uno es lavado de todos sus pecados y queda consagrado a Cristo, Hechos 2:38, 22:16, Efesios 5:25-27. La conversión al Salvador de un alma perdida incluye y termina en la sepultura del hombre viejo en agua y luego su resurrección a la vida cristiana, Romanos 6:1-6.

3. FE

En Hechos 10:43b, Pedro dijo que todos los que creyeran en Jesús recibirían el perdón de los pecados. ¿Y qué significa creer en Jesús? Aunque parezca una pregunta tonta, no la es en realidad, ya que muchas palabras bíblicas tienen un significado mucho más profundo y, a veces, muy distinto al que se les da comúnmente. Esto pasa, por ejemplo, con las palabras "iglesia", "bautismo", “creer” y “fe”. Evidentemente, no se trata de una fe superficial que simplemente reconoce intelectualmente que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios. La palabra griega que se traduce por fe, pistis, también comprende una entrega obediente a Jesús como nuestro Señor y Dueño. Es el mismo sentido amplio de "creer" que encontramos Juan 3:36: "El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que desobedece al Hijo no verá la vida”. Juan puede emplear frases como "el que cree" y “el que desobedece” como elementos contrastantes porque para Juan la fe que trae la vida eterna abarca la obediencia.

En ese momento Pedro no especificó “¿cómo?” Cornelio y los suyos debían realizar esa entrega obediente para el perdón de sus pecados, pero podemos recordar las palabras de Pedro en Hechos 2:38 donde dice: "Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo”. Si Pedro no se contradice, significa que en una ocasión está especificando la manera en que una persona se entrega a Cristo, arrepintiéndose de los pecados y comprometiéndose a través del bautismo, en la otra ocasión está expresando en términos generales la respuesta que una persona tiene que dar al Evangelio, creer en Jesús, con todo lo que eso implica. Cuando Pedro habla de "creer en Jesús", significa más que reconocer intelectualmente que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios. Significa entregarse de todo corazón a través del arrepentimiento y del bautismo. Esta entrega obediente es un elemento indispensable de la fe que salva.

Inspirado por el Espíritu Santo, Pedro mostró clara y completamente el camino hacia la salvación.

Ministrar con el ejemplo de arrepentimiento de David, 2Samuel 12 y Salmo 51, y el arrepentimiento de Saulo, 1Samuel 15. Como en ningún deber mando a leer el Salmo 51, les voy a leer el Salmo 51 en ese preciso momento mientras les ministro.

La respuesta de Pedro contenía además dos promesas: El perdón de los pecados es la primera promesa hecha a aquel que (1) cree, (2) se arrepiente, y (3) es bautizado. En otras palabras, el perdón de los pecados es una de las finalidades del creyente que se arrepiente y es bautizado. El pecador se arrepiente y es bautizado NO porque ya ha obtenido perdón, sino para recibirlo. Perdonar significa “no tomar en cuenta”. ¿Te imaginas lo que es que Dios no tome en cuenta todo lo malo que hiciste en toda la vida? ¡Ése es de perdón de Dios! ¡Quedas nuevito como un bebé ante Él, sin mancha y sin pecado POR la sangre de Jesús!

El Hijo está a la diestra del Padre, Mateo 22:44, 26:64, Marcos 12:36, 14:62, 16:19, Lucas 20:42, 22:69, Hechos 2:34, 7:55-56, e intercede por nosotros, Hebreos 9:24-25,12. El Padre está sentado en el trono, Hebreos 12:2, Apocalipsis 21:5-8, por encima de todas las cosas, 1Pedro3:22, no hay nadie encima de Él, y Él contesta nuestras oraciones por la intercesión de Jesús. Si Jesús no intercediera por nosotros, el Padre no contestaría nuestras oraciones porque nos vería como pecadores.

Mas porque es SU Hijo el que se lo pide, nos lo da. Por eso es fundamental que el Hijo esté a la diestra del Padre, cerca del Padre, para que el Padre no nos vea como lo que somos, sino que nos vea a través de Su Hijo Jesucristo, y así cumplir del Nuevo Pacto el estatuto que establece TODO acerca de LA GRACIA, el perdón de los pecados, que Dios no se acordará más de nuestros pecados por la obra de Jesucristo, Isaías 54:9, Jeremías 31:34b, Ezequiel 36:25,29a.

DEBER: Hechos 5:21-42, Hechos 6:1-15, Hechos 7:1-29, Hechos 7:30-60, Hechos 8:1-20, Hechos 8:21-40, Hechos 9:1-20

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Todos los comentarios, críticas y sugerencias para mejoras de la página son bienvenidos. Lo único que pido es que no utilicen malas palabras ni un lenguaje grosero o morboso. Todos los comentarios serán revisados antes de su publicación.